La Calle: Prostitución y por qué trabajar allí | Prostitution: Why sex work in the street

Tanta bulla sobre el uso de la calle. Durante los 15 años que he seguido el conflicto sobre la industria del sexo en España, el tema se ha debatido una y otra vez en el congreso nacional, con múltiples invitaciones a una gama de ‘expertos’ para hablar del significativo de la prostitución. Nunca se llega a ninguna conclusión, pero siempre se dice que hay que hacer algo. Los periodistas también vuelven repetidamente al mismo tema. Esta vez sale en El Mundo un nuevo intento de darles voz a algunas de las prostitutas-trabajadoras del sexo en Madrid (siempre dejan fuera a los hombres trabajadores). Siguen extractos de un artículo escogidos por que proporcionan información sobre el trabajo de calle, no solo opiniones. Como verán, existen motivos razonables que gente de fuera parecen incapaz de entender.

Después viene el testimonio de una latina que conocí por primera vez hace muchos años. Se trata de un video cuyo título lo dice todo: ‘Trabajo en la prostitución porque yo lo he elegido’

Y las prostitutas, ¿qué opinan sobre la polémica?

Raquel Quílez, El Mundo. 10 septiembre 2009

[extractos]

. . . Ana -nombre ficticio- mira tímida con unos enormes ojos verdes mientras permanece sentada en el bordillo de un portal próximo a la Gran Vía. . . . Ana esboza a continuación una teoría que sostendrán después la mayoría de las mujeres a las que se pregunta en la zona Centro de Madrid: prefieren trabajar en la calle. ¿Sus motivos? “Si estás en un club tienes que dar parte del dinero al dueño y además tienes que trabajar las horas que te diga y coger los servicios porque si no, no puedes volver al día siguiente. En la calle, sin embargo, nosotras decidimos las horas que estamos y con quién nos vamos. Nos sentimos más libres”. Y eso a pesar de que el precio de sus servicios cae cuando se ofrece al aire libre.

. . . Las prostitutas han saltado al centro del debate público después de las denuncias por las prácticas en plena calle en Barcelona. La mayoría de las preguntadas en Madrid ni siquiera conoce la polémica. “Pero, ¿cómo en la calle? ¿En mitad de la gente, con todos pasando?”, pregunta sorprendida Laura -nombre ficticio-. Ronda los 50, es española y viste un llamativo mono de leopardo. Está sentada en un taburete en una esquina de la calle Ballesta, el sitio que ocupa desde hace ya varios años. “Eso aquí no pasa. Contactamos con los clientes en la calle pero luego nos vamos a pisos alquilados o a los hostales, donde pagamos cinco euros por la habitación”. También ella reivindica el trabajo en la calle. “Yo prefiero estar aquí, me siento más segura”, repite, como sus compañeras. Pero irte con un desconocido a un hostal no es muy seguro… “Ya, pero en los hostales hay personas que trabajan para protegernos”, contesta. ¿Quién contrata a esas personas? Silencio. Laura tiene cuatro hijos y un nieto a los que mantener porque nadie más trabaja en su familia.

. . . A dos calles de Laura trabaja María -una vez más el nombre es ficticio. . . . Tiene 28 años, habla un inglés perfecto y cursó hasta 3º de Comercio Exterior en su país natal, Rumanía, del que llegó hace tres años. Ha probado todo lo que tenía a su alcance para salir adelante. Ha sido empleada del hogar y camarera, con la mala suerte de caer en casas y locales en los que después se negaron a pagarle. También se ha prostituido en clubs y al final ha optado por echarse a la calle. “Es en el único sitio en el que sólo dependo de mí”, dice. María está sobradamente cualificada, pero se ve obligada a trabajar con su cuerpo. Ella sí reclama que se regularice la situación. “Por lo menos podría tener seguridad social y no ahora que llevo tres años trabajando y no ha servido para nada”, dice. En el último mes, María vuelve a casa con entre 60 y 100 euros en el bolso. “Se nota la crisis -cuenta- antes podía ganar hasta 400 al día. Los mejores son los turistas ingleses”.

. . . “Lo ideal sería que se regulase y que tengamos los mismo derechos que cualquier otro trabajador. Creo que la calle no es un lugar seguro para nadie, ni para un vendedor de cupones”. . . .

‘Trabajo en la prostitución porque yo lo he elegido’: Video

Viajó desde Ecuador a Europa en vacaciones y terminó trabajando como prostituta en Madrid. Un hombre se le acercó en un bar, le ofreció dinero a cambio de sexo y le abrió las puertas a un mundo que a ella se le antojó el mejor salvoconducto económico para su vida. Y lleva ya 12 años en ello

Carolina Hernández trabaja en la calle por decisión propia y comparte sus problemas con su familia, sus amigos y su pareja. En esta entrevista ofrece una visión de la profesión alejada del mito y los lugares comunes. Cuenta que quiere tener un hijo, colabora con la organización Hetaria, desde la que pide la regulación de la prostitución, y asegura que es feliz.

Mientras los políticos debaten su profesión en el Congreso, ella pide que se termine con la hipocresía: “No vivamos en una sociedad retrógrada y machista”, reclama como principal anhelo.

2 thoughts on “La Calle: Prostitución y por qué trabajar allí | Prostitution: Why sex work in the street

  1. andres

    Una mujer con experiencia sexual es una bendición para un hombre hambriento de deseos carnales y seria una elección de sabios que le llenaría de felicidad si pudiera contar con una Prostituta como esposa…por eso creo que todo hombre inteligente debería casarse con una prostituta ya que recibirá SERVICIO COMPLETO..Y UNA VIDA LLENA DE PLACERES E INFINITOS GOCES..PIENSO QUE TODA MUJER SE DEBE PREPARAR PARA EL MATRIMONIO EN LO SEXUAL..TODAS TIENEN QUE IR AL MATRIMONIO SIENDO EXPERTAS EN EL ARTE DEL EROTISMO..CON ESO TRAERÁN FELICIDAD Y ALEGRÍA AL ESPOSO…

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